Ayer tuvimos el estreno de la obra "Una farola en el salón" en el salón de actos del Colegio Mayor Larraona. Y después de tanta caña que nos hemos metido en la última semana, la obra salió bordada. Y como director, quisiera agradeceros a todos vuestra participación.
Santiago Capuz y María Gil representaron de maravilla los papeles de Moncete y Suseta, de los que más aplausos recibieron al final de la obra. Después de la protagonista, eran los que más tiempo aparecían en escena y tenían que interactuar con casi todos los demás personajes. El resultado fue fantástico.
Héctor Cárcel como Silvino, Fernando Barajas como Boris y Javier Ongay como Don Paulino causaron los que más gracia. Durante sus escenas la gente no paraba de reirse. Sobre todo con las de Silvino, de las cuales hablaré ahora más adelante.
Sergio Rodrigue… digo… Pepu hizo de médico chiflado. Su escena principal (que no puedo comentar aquí ya que el 8 de mayo hay una segunda representación) causó bastante impacto entre el público.
Raquel Atondo dio botes y botes por el escenario. De hecho alguien entre el público le dijo a la persona de al lado "pero mira que bien lo hace". Y su vestuario fue perfecto.
Miguel Susino, Rafael Canal y Jorge Lavalle tuvieron quizá los papeles menos movidos de todos, pero los realizaron de maravilla. Susino representó al ministro serio y estresado por la situación (a la gente le causó gracia en especial lo de "jugar a los ministros"). Rafa se vistió de cura e improvisó una frase que lanzó al público a las risas. Y Jorge Lavalle ponía un acento único.
Sergio Rejado hizo un papel corto pero convincente. Sobre todo su última frase, que por fin una vez en el estreno la logró decir corréctamente 😉 Y Javier Nogueira como presentador de televisión… magnífico. Alguno se pensó que llevaba en el escenario toda la obra hasta el momento de su aparición.
Y por último Marta Ingelmo, Irene la protagonista. Qué decir, estuvo en el escenario durante TODA la obra. Y hacer un papel así no es nada sencillo. Sobre todo si al final tienes que hacer un monólogo de tal intensidad. Hay muchas obras en las que los papeles protagonistas son dos, en otras son muchos los protagonistas o no se llega a saber quién es. Pero en esta no había duda de que era Marta quien llevaba la voz cantante. Mi más sincera enhorabuena.
Y por supuesto no podemos olvidarnos de Julio Sánchez, quien organizó todo el tema de sonido como nunca antes se había realizado en el salón de actos de Larraona. Creo que sería la primera vez que una obra de teatro en Larraona se oía perfectamente al fondo del escenario.
Una vez más, enhorabuena a todos por vuestro gran trabajo. Y ya sabéis, el 8 de mayo habrá más. ¿Lograremos hacerlo aún mejor?
PD:
Os dejo aquí con los tonos reales de Arringuirringui y ¡¡Hooolaaaa!! tal y como los hizo Silvino durante la obra. Haced clic con el botón derecho sobre el icono de sonido y seleccionad GUARDAR ARCHIVO COMO.